domingo, 9 de agosto de 2015

Bruno Di Benedetto




Foto de Ana Lafferranderie.

Bruno Di Benedetto (Buenos Aires/Chubut), Cámara de niebla, DelValleBajo Ediciones, Viedma, 2015.


Colaboración de Javier Saleh.















CIANURO

Muerdas o no muerdas el anzuelo por la boca morirás:
la ley del embudo no perdona. El veneno no distingue
entre capas geológicas. La existencia mineral es difusa,
profusa y confusa, la del veneno no. El veneno busca
y nos encuentra en tu doblez más ínfimo. No alcanza
con cerrar los ojos: la venda ya está en la boca. Morir
es cuestión de boquear aguas abajo, y un brillo de oro
comiéndote el pulmón: la asfixia empieza en la mirada.
(El antídoto está en el nervio del sustantivo, en su tendón
sin músculo y su pluma de silencio, en su hueso de volar).









SATURNISMO

¡Ay, su anillito de plomo/ ay, su anillito plomado!
Federico García Lorca


La envenenación del plomo puede venir lenta, como por goteo, o
ser instante puro (en caso de administración vía tiro de revólver o
fusil): el anillo de Saturno es lastre que lleva a las dos estaciones
de lo profundo: la locura y la muerte. Calígula, Cómodo, Nerón,
Caravaggio, Goya, Van Gogh y la mar de fusilados melancólicos
saben de su entrañable opacidad: ni los rayos equis logran brillar
en esa película gris donde no ganan buenos ni malos. La plomada
es de obediencia vertical: señala el centro de la caída, y el centro
está en cualquier parte donde la densidad del metal guste mandar.
Lo duro se agazapa en lo blando. El resto se lo lleva la gravedad.









HIDRARGIRIA 

El diosito del pie alado avisa, y si avisa no es traidor: el mensaje
es el veneno. La palabra cinabrio es ácida y roja y nos hace agua
la boca; de ese naufragio nos salva algo más liviano que la lengua:
el barco ebrio del ajenjo, la temperatura adolescente de la poesía.
Mercurio te marca la fiebre a presión; la flecha de plata da justo
en el talón de tu locura medida en grados (una muesca en el frío
y otra en el punto de hervor: se vive en la escala que va de morir
a morir). En el medio, los días se muerden la cola, y ni la noche
es buen antídoto para el dolor: un metal que hierve y se evapora
al calor del cuerpo tiene su costado animal, su sexo y su muerte.


                                                                       23/1/14, Buenos Aires, S.T. 47 ° C




















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