martes, 1 de diciembre de 2015

José Villa



José Villa (Martín Coronado, Buenos Aires), Escombro, Club Hem, La Plata, 2015.

















Ensayo

Sentada frente a la ventana
a medida en que la noche se vuelca
dentro de la habitación
va quedándose cada vez más quieta

Los rasgos oscuros ganan lugar
y permanece allí mirándome:
soy su hoja húmeda que arrastro
mientras me voy, es su brillo











Ladrillo

Vibrato del agua, pudo haber sido tu cabeza
que asomaba en la loma del puente, saliendo de atrás de
la pared,

y encima y con el rostro a este sol con dijes de acaso,
portezuela y durmientes

La llama se comía un rombo de hule
Anillaban las nubes el final











La heladera

Supe de la heladera cuando
vi esos trazos azules,
esos tramos de violetas
entre paredes rojilíneas

Había entusiasmo en el patio
aunque un aburrimiento atávico
se desplazaba fosforescente
como culebra

Pero bueno,
esas cosas debí guardar para otra vez:
cuando llegué a esta silla para contarles esto:
un marco de silencio dentro de una
colina arremolinada
y dentro de ella una palma de cobre
que recorre el mapa











Se la ve, como de a poco

Al principio era
una visita infiel que, rama reseca, colgada de un marco
sabía aparecer en la puerta

Algunos días me incliné
a escuchar su voz Una vez pude
recalar la imagen de una vaca a la que llamaban
La Pinta Se sumó en la costa de alambre otra
que se llamó La Niña

Su madre en la hoja que
estaba demorada vino a decir
“preparate que tenés que venir con nosotros"















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